La trufa blanca, tartufi bianchi, es un delicatessen apreciado en el mundo entero por los círculos más selectos de conocedores y gourmands. Se dice que su aroma es como una sinfonía de la naturaleza y su sabor es vivaz pero delicado, efímero como todo lo que vale realmente.
La trufa blanca es sinónimo de lujo y delicadeza
La trufa blanca es sumamente apreciada en el mundo de la alta cocina. Es un manjar exquisito y raro que solo encuentra comparación en un diamante.
Se trata de un producto natural que se consigue únicamente en ciertas épocas y se puede degustar en un muy corto periodo de tiempo. Además, su manejo y conservación son tan exigentes que requieren cuidados y mimos extremos, para conservar sus propiedades, de ahí su alto valor, el cual puede llegar a alcanzar los miles de euros por pieza en las subastas.
Desde 1999, año con año se lleva a cabo en Alba, Italia, una importante subasta de trufas que es transmitida en simultáneo en diferentes puntos del planeta para que importantes compradores puedan acceder a la puja millonaria. La sede es siempre el Castello di Grinzane, una locación histórica que suma lujo a la experiencia.
¿Dónde se encuentran las trufas blancas?
Los lugares donde se encuentran las trufas son secretos que pasan de generación en generación y, dado que es un hongo que crece completamente bajo tierra, sin elementos visibles que puedan dar pistas sobre su ubicación, se requiere del apoyo del agudo olfato de los perros para dar con el punto exacto en el que se encuentra la joya.
Anteriormente se empleaban jabalíes, pero su apetito y amor por el sabor y aroma de las trufas impedía que éstas salieran intactas una vez extraídas, por lo que se optó por el fiel compañero del hombre para esta noble tarea.
Las trufas blancas crecen, en su mayoría, entre las raíces de los robles, bajo condiciones climáticas muy específicas. Su ubicación es mucho más profunda que la de otro tipo de trufas, lo que hace su extracción aún más delicada y compleja, elevando así su valor.
Las joyas del invierno de Italia
Algunos de los mejores ejemplares de trufa blanca se encuentran en Italia, en la región de Piamonte que se encuentra en la provincia de Cuneo, conocido por ser el lugar donde se organiza la más antigua Feria de la Trufa Blanca, que se celebra entre octubre y noviembre.
Pese a los numerosos intentemos de cultivarla, esto resulta imposible, su rareza radica en el hecho de que solo se da en condiciones 100% naturales, y es esa rareza precisamente aquello que la convierte en un manjar tan cotizado y en un producto capaz de convertir cualquier platillo en una verdadera obra de arte de la alta cocina.
No dejes pasar la oportunidad de apreciar el aroma y el sabor del diamante blanco de la gastronomía, durante el 11º Festival de la Trufa Blanca, del cual Harry’s es precursor y pionero en México.
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