A los apasionados del vino, conocer los detalles que lo rodean nos envuelven en un mundo único y lleno de peculiaridades en el que se valoran elementos como los tipos de copa adecuadas para servir cada uno de ellos y lograr que sus aromas, texturas y sabores se potencialicen.
La nitidez, pureza, forma y volumen del cristal, influyen drásticamente en las sensaciones de cada sorbo por lo que servir el vino en copas diferentes brinda sabores distintos.
Para disfrutar cada vino en la copa adecuada se debe tomar en cuenta lo siguiente:
Vino tinto. Hay que elegir copas con cáliz ancho y redondeado, lo que permite una mejor oxigenación, análisis sensorial (vista y olfato) y una apreciación más detallada del caldo que estamos degustando. Las dos copas principales para vinos tintos son:
- Copa Burdeos: Alta, con cáliz amplio y algo más cerrado en la parte superior, adecuada para vinos varietales y con carácter, como los de uvas cabernet Sauvignon y Syrah.
- Copa Borgoña: De cáliz más ancho y de mayor tamaño, para vinos delicados como Pinot Noir.
Vino blanco. Se suele optar por una copa de cáliz medio, aunque hay excepciones atendiendo al tipo concreto de vino que se deguste:
- Copa Chardonnay: Con cáliz en forma de tulipán que se estrecha ligeramente en la parte superior, pensado para que los vinos de esta variedad de uva desplieguen sus complejos aromas. El tallo es alto para evitar que el vino se caliente.
- Copa Riesling o Sauvignon Blanc: Un poco más alta y estrecha, para mantener el aroma afrutado.
- Copa de flauta: De cáliz alto y muy estrecho, pensada para vinos espumosos como champán o cava, ya que evita que las burbujas se deshagan demasiado rápido.
Entre las copas favoritas de vino están las Riedel de Austria, Spiegelau de Alemania y Bohemia de República Checa. La costumbre de beber cada tipo de vino en una copa diferente está muy arraigada en Europa, Estados Unidos, Japón, Australia y Argentina, donde la modalidad se adoptó a partir de 1995.
Por último se debe tomar en cuenta que cuando se sirve el vino no debe llenarse la copa, ya que si no, no habrá espacio suficiente para que respire y libere su aroma.