Una cata de vino, es una degustación que permite activar nuestros sentidos.
Dentro del paladeo de sabores detectamos cada sabor, como por ejemplo: chocolate, castañas, uvas, moras, y los sabores que el vino tiene impregnado por su tiempo; nuestro olfato detecta aquellos olores que pueden ser dulces o ácidos, por último, la vista; con ella podemos ver la consistencia, cuerpo, textura y color.
Diversas fuentes establecen que el origen sobre la cata de vinos, surgió en la antigua Mesopotamia hacia el año 9000 antes de Cristo, en aquella época los cultivos de la vid eran una fuente de ingresos muy popular. En la actualidad, podemos decir que la cata de vinos tuvo más fuerza y representación gracias a los monjes y frailes que se dedicaron fielmente a la producción de los mejores vinos en la edad media, lo que dio origen a lo que hoy llamamos “Cata”, su finalidad fue determinar cuáles vinos poseían las mejores características y cuáles no.
Para tener una adecuada experiencia de la cata de vino, se recomienda que el lugar y ambiente esté iluminado, fresco, silencioso, carente de olores y a temperatura media.